EL DECORO ES EL MEJOR
DISFRAZ DEL SARCASMO
JOSÉ MANUEL GARCÍA-GARCÍA (NMSU)
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I
Vicente Calva Hernández. Miniaturas y granitos de anís. Calva nació en Santiago Tetla (Estado de Tlaxcala), ignoro las
fechas de su nacimiento y de su muerte. Sé que radicó en Cd. Juárez gran parte
de su vida, y que fue médico y “activista cultural” en los años 40 (época de
Oro del Ateneo Fronterizo). Calva publicó poemarios, cuentarios y aforismos. Su
obra (sin difusión) fue la siguiente: Lirio mártir (1968), Sinfonía
poética (1970), Romances y corridos (1971), Siluetas
crepusculares (poemas,1975), Voces interiores (poemas, 1976), El
espejo roto (cuentos, UACJ, 1982), Mosaico infantil, poemas para niños y
adolescentes (1985), Astillas del sol (poemas y aforismos, s.f.), Pinceladas
de otoño (poemas, s.f.), Miniaturas y granitos de anís (aforismos y
poemas, s.f.), Caleidoscopio (poesía, s.f.), La voz del alma (poemas, s.f.), Pedrocles Hernández: Anecdotario picaresco (s.f.) y Cuentos
de colores (1996). El mejor Calva está en sus primeros poemas y en algunos
de sus cuentos (El espejo roto, Cuentos de colores) y, sobre
todo, en sus miniaturas literarias. Su poesía es una mezcla de meditaciones
filosóficas: fugacidad de la vida, sensualidad (“Mujer, la flor de tu sonrisa
ha venido a deshojarse en mis labios”), necro-reflexiones (“Sobre el camino
sangrante del bisturí, el médico florece inmaculado”), también escribió poemas
de candor romántico, de religiosidad contemplativa. Calva fue un escritor mórbido:
gustaba de lo visual-morboso (el médico fascinado ante la enfermedad y la belleza
yerta), de la contaminación-mórbida (vaivén constante entre la epifanía y memento
mori) y de la ternura-mórbida (un estilo que combinaba la ternura con la
pedagogía altruista). Era la morbidez en sus tres acepciones. Calva fue (por definición)
el Escritor de Provincia: aislado, autopublicado, sin difusión ni influencia. Heredero
de un greco-latinismo vasconcelista: el deber de ser un clasicista en medio del
desierto (cultural) fronterizo. En una breve nota biográfica, Marco Antonio
García, dice en 1991: el Doctor Calva estudió medicina en la UNAM, comenzó a
publicar desde 1940 en la Revista Amenidades, en el Universal Gráfico
(1941-1943). Tiene 14 libros, y 7 manuscritos inéditos (cf. Memorias del
Segundo Festival Literario de la ciudad). En 1997, Calva obtiene una mención
honorífica en el concurso Binacional de Poesía “Pellicer-Frost” y seis de sus poemas
son publicados en Entre líneas II (1998).
II
El libro Miniaturas y
granitos de anís, consta de dos partes: “Miniaturas” (fábulas breves) y la
“Granitos” literarios que son 590 micros de poesía reflexiva (o filosofía frasística).
Citaré 5 de sus microrrelatos: (Miniatura 1): “Asesinato”: “El endemoniado reloj,
no tuvo tiempo de salir de mi habitación. Tomé una pesada bota y con ella
despedacé su odiado rostro. Satisfecho, volví a la cama. Por primera vez en mi
vida he conocido la delicia de matar el tiempo”. (Miniatura 2): “Luciérnagas”: “Dos
luciérnagas conversan: -Y bien -dice una-. ¿A qué dedicas tu vida? -Yo, soy la
bordadora de la noche. ¿Y tú? –Pregunta la otra-. -Yo, enciendo los luceros”. (Miniatura
3): “Soborno”: “Cuando vas por el pueblo repartiendo sonrisas y dinero, no creas
que pienso en la nobleza de tus actos. Sobre la llaga de tus crímenes, andas
poniendo gotas de silencio”. (Miniatura 4): “Moneditas de oro”: “Por el amplio
y solitario patio de mi casa, riego todas las mañanas granitos de trigo. Un bullicioso
enjambre de gorrioncillos viene a recogerlo. Picotean y saltan, bailan y
picotean; cuando están satisfechos, suben a la rama del almendro. En mi honor,
derraman el oro de su canto”. (Miniatura 5): “Conformidad”: “Dos abejorros
conversaban en el interior de una azucena. El más fornido dice al más débil: Reclamo
para mí, todo el néctar de esta flor. El otro, indefenso y sumiso responde: No
te lo disputo. Me conformo con el aroma”. Son brevedades de engañoso candor:
juegos literal-literarios. Cada micro es una referencia didáctica: Heráclito
moderno dándole un zapatazo al tiempo; luciérnagas puntualmente circadianas (la
infantilización del tiempo-en-fuga); la corruptela como práctica inmanente del farsante-busca-votos;
la naturaleza como un divertimento en el jardín del estoico Cándido. La vida es
una anécdota fabulable, un bestiario que la harmonía (ecológica) demanda: decoro
decorativo: estética contemplativa de remansos, lugares amenos (no te alteres:
sé feliz en el jardín de tu vida).
III
De Granitos de anís: Eco-temáticos: (Granito 1): “La luna se baña
en el remanso del río. Mi pensamiento besa su desnudez”. (G 2): “El canario es
el corazón de una cajita de música”. (G 3): “El puñal milagroso de la brisa
hiere los nardos; los nardos en su agonía exhalan suspiros de perfume”. (G 4): “En
la hamaca de la araña el viento duerme la siesta”. G 5): “La rosa conquista con
su serena belleza y esclaviza con su invisible cadena de perfume”. La morbidez tiene
sus momentos epifánicos: instantes de ternura-erótica; instantes de agniciones
(el canario es un corazón: es el mecano musical de los días); instantes de aromas
avasallantes; instantes, instantes de close ups eco-ensimismados (la brisa
en la hamaca (mortal) de la araña: candor sin horror); instantes donde el aroma
de una flor es su destino. Con Calva, el mundo se transforma en breves recortes
de candor, en miniaturas veraniegas para el álbum de una ataraxia moderada.
IV
Granitos de anís filosófico: (Granito 1): “Por los escalones de la
ignorancia, con paso lento sube la sabiduría”. (G 2): “La última palabra sobre
Filosofía, la tiene el silencio...”. (G 3): “Para conocer un poco de la vida,
necesito olvidarme de mi propia existencia”. (G 4): “El tiempo que despilfarra
la juventud, sería sublime gastarlo en la vejez”. (G 5): “De estación a
estación, va el tren devorando a los hombres”. Snapshots del pensamiento:
filosofía vía poesía: dibujos mentales, jerarquías discursivas: el ascenso al
pentagrama del pensamiento: la mirada fija entre los abismos del silencio: el
deseo de salir de sí y ser la perspectiva del ojo-de-dios por encima de su
creación: las breves recompensas de lo efímero: la injusta distribución del
tiempo-vida: el tiempo (mismo) que nos devora, que es nuestra esencia en
movimiento: Saturno-tren devorando a sus hijos.
IV
Confesiones en granitos de
arena: (Granito 1): “Si pasaste frente a la casa de los vicios y no franqueaste
la puerta ni cerraste los ojos, tú, no eres un hombre; eres un santo”. (G 2): “El
látigo de la razón no ha logrado dominar mis pasiones”. (G 3): “El trampolín de
mi lengua lanza las palabras al vaivén del viento”. (G 4): “Como juez, condeno
mis errores. Como pecador, los justifico”. (G 5): “La avispa del pecado,
edifica su panal en mi cerebro”. (G 6): “Mi mejor poesía no la puedo escribir.
Ella florece en lo más íntimo de mi alma”. (G 7): “Cuando se apagan las brasas
del amor, el pensamiento empieza a difundir su aroma”. (G 8): La herida hecha
por la espada, cicatriza. La herida hecha por la lengua sangra toda la vida”. Las
confesiones del Doctor Calva son (entre otras cosas): la sonrisa irónica ante los
jueces moraloides: la aceptación de sí (entre Epicuro y Epicteto): la confesión
de la auto-censura: la condición cíclica de la emoción (el ciclo del fuego y la
ceniza): las huellas de las cicatrices del sarcasmo. Calva por Calva: la baraja
del aforismo es un obituario de datos, una biografía de breves parrafadas, el
decoro que obliga a no decir aquello que compromete la paz hogareña. Tal es la
historia de los muchos libros de Calva, sus textos como una práctica de vida después
de las horas de consulta. Libros-muestrario de estados de éxtasis y de (leves) desengaños.
Calva grecolatino, con algo de modernismo (Darío), con algo de poeta maldito
(vertiente acallada por el padre de familia responsable), con una pizca de Esopo
y otra de Juvenal hiriente, pero moderado.
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